Hace diez días regresé de México posteriormente de un delirio de nueve días a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Si admisiblemente pude elaborar un diario de delirio representativo sobre esta hermosa ciudad, mi enfoque durante este delirio fue mucho más allá del turismo. Para mí, Guadalajara brindó una experiencia literaria transformadora que amplió mi perspectiva caribeña.

No es sorprendente, FIL Guadalajara Está considerada la segunda feria internacional del texto más importante a nivel mundial y la primera del mundo de palabra hispana. La sensación de ingresar al Centro de Convenciones Expo Guadalajara durante los primeros días fue abrumadora; Nos fuimos con terribles dolores de inicio por procesar tanta información. Pero examinemos primero el evento desde un punto de aspecto organizativo: ¿cuáles son las prioridades de similar coloso poético?

A pesar de durar diez días, los primeros días están dedicados íntegramente a la industria editorial: editores, agentes, libreros, distribuidores y gremios internacionales. Un salón exclusivo para profesionales facilita reuniones de 30 minutos para que editores, agentes y distribuidores discutan propuestas comerciales. La Sala de Derechos además fue un centro de actividad, con importantes editoriales y agencias en inglés como Princeton University Press y Transatlantic Agency reuniéndose con compradores potenciales.

Mi papel durante la feria fue el de agente poético. Es importante señalar que, si admisiblemente la FIL Guadalajara atiende a los lectores, además mantiene una memorándum ocupada para los profesionales. Este año España fue el país invitado de honor, con un importante espacio dedicado a la letras, los autores y las editoriales españolas.

No puedo valorar con precisión la vasta extensión de la feria, pero había áreas diferenciadas para entidades internacionales, empresas nacionales y letras pueril. Las secciones internacionales a menudo presentaban pabellones específicos de cada país, que mostraban el trabajo de varios editores. El nivel de ordenamiento fue impresionante, atendiendo tanto a profesionales como a lectores, aunque creo que los profesionales se beneficiaron más de las oportunidades estructuradas de networking.

Muchos países tenían sus propios pabellones nacionales, destacando sus industrias editoriales. Fue importante la presencia de cámaras del texto de Brasil, México, Uruguay, Argentina, Perú, Ecuador y Panamá. Países como Italia, Alemania, Noruega y Arabia Saudita buscaban activamente traicionar los derechos de sus obras, demostrando un compromiso universal con la internacionalización de sus autores.

La camaradería y la voluntad de hacer negocios fueron palpables durante toda la feria. Es importante señalar que la FIL Guadalajara es una feria, no un festival. Tras los cuatro días iniciales, la feria se convierte en un espacio dedicado casi en su totalidad a los lectores; Muchos profesionales se marchan y la feria queda a disposición de sus lectores. Durante los últimos tres días, los pasillos estuvieron llenos de estudiantes que disfrutaban y hojeaban libros, asistían a sesiones con sus escritores favoritos y compraban libros.

Para cualquier maestro que quisiera comprobar la existencia de un texto en el montículo central de información, estaba arreglado un catálogo completo de todos los libros de la feria – ¡porque la FIL piensa en todo!

La presencia de booktubers, bookstagrammers, booktokers y otros creadores de contenidos contratados por la FIL fue constante durante todo el evento. El contenido mantuvo a toda una ciudad y a sus visitantes interesados, sabiendo que podían encontrar y disfrutar todo allí.

Además, la presencia de medios de radiodifusión y televisión fue amplia: W Radio, Radio Universidad de Guadalajara, UDGTV, Noticiero Científico y Cultural Iberoamericano (NCC), y muchos más brindaron cobertura particular y franquista.

En recapitulación, hay mucho más que podría mencionarse, pero si hay poco que aprecié como maestro fue la información organizada y ubicada estratégicamente durante toda la feria. Un cliente informado, un maestro informado, tiene más posibilidades de disfrutar plenamente de su experiencia. Agradezco a la FIL Guadalajara y a todo su equipo por brindarme la mejor experiencia que he tenido en mi corta vida cultural.

Sólo puedo unir que hay mucho por hacer en las ferias del texto de nuestros países en todo el continente. Guadalajara es un referente, sobre todo por su hospitalidad y carácter receptivo, siempre deseosa de que cada visitante nunca la olvide y siempre quiera regresar para sumergirse de ahíto en cualquier novedad que traiga.

¡Hasta 2025, México!

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Por Roxana Marte
Escritor y Promotor Cultural
@cuentard